viernes, 31 de diciembre de 2010

Sus ojos habían visto demasiadas cosas



Mariana bajo al comedor diario y prendió el televisor y un cigarrillo. Ernesto chateaba en la computadora. Paso de un canal a otro sin saber qué miraba. Solo quería que pasara el tiempo, que ya fuera el día siguiente, y el otro, y el otro, y por fin el día en que se olvidara de quiénes habían sido sus hijos, y de dónde venían. Sobre todo la nena. Pedro era otra cosa, tenía apenas tres meses. Enseguida se le borrarían los olores, un aliento particular, una voz, un latido, un golpe. A su bebe lo iría haciendo a su medida. A la nena no. Sus ojos habían visto demasiadas cosas. Se le notaba. A Mariana le costaba mantenerle la mirada, le daba miedo. Como si esos ojos oscuros le pudieran mostrar lo que alguna vez vieron. 

Claudia Piñeiro, Las viudas de los jueves


No hay comentarios:

Publicar un comentario