Estas palabras no me pertenecen. Son las de una gran amiga. A traves de tantas palabras, en su cristal, construyo para ti un abrazo. Un abrazo hondo, que va mas alla del humo, de las circunstancias y de la vida.
Me pregunto por qué estoy escribiendo ahora. Hago tiempo hasta las 17:00 mietras escribo. Observo el cigarrillo consumido, tirado en la tierra y me comparo. Consumida, tirada, sucia, chupada, desintegrándome ceniza a ceniza, haciendo mal, hecha humo, acabada. Hoy me fumé cuatro veces a mi misma. Cuatro veces me suicidé. Cuatro veces que caí al suelo, pero no es suficiente porque aca estoy, escribiendo de nuevo, haciendo caso a mi naturaleza.
A veces, me dejo por la mitad, quedo medio muerta para seguir sufriendo, porque la realidad es eso. Nunca te acabas. Te consumen, pero seguis sufriendo porque seguis viviendo. A nadie importa un cigarrilllo. Lo terminan, lo pisan; me termino y me aplasto contra el suelo, pero no me rompo, sigo quemada y viva, siempre quemada, recontra quemada y viva. Aunque me siento mas fumada que entera, estoy entera, y ya no lo aguanto. No aguanto que me dejen por la mitad, mitad quemada, mitad inexistente. Es mi diaria muerte y prevalencia. La puta madre.
Paula Casis
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