En momentos así, dudo acerca de mis convicciones: De creer que todas las personas somos buenas, que el interés por el otro no se basa en un beneficio sino que es humano. Quiero seguir creyendo esto, y haré todo lo posible porque así sea.
Por otro lado, me queda la tranquilidad de que actúe lo mejor que pude. Y que, mis preocupaciones, exigencias, inquietudes, me salvan de ser una persona más perdida en una masa gris e indiferente.
Porque yo nací para ser una superestrella, cambiar el mundo y ser feliz.
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