I
Es lunes. Rivera cayó preso el jueves. Su madre llega,
las palabras se le atraviesan. De su boca salen signos grises. No son vocablos
enojados, más bien se parecen al café con leche.
Escríbeme, le
suplica su hijo.
II
Escríbeme. A
Marta el pedido de su hijo la atormenta. Escríbeme.
Rivera ignora que su madre no sabe leer y escribir. Ignora mucho más la vergüenza
que esto a ella le provoca. Ignora que por las mañanas, aparenta no poder ver
bien los carteles de la verdulería para entonces preguntar el precio de todo.
Ignora que en estas horas, su pedido le da vueltas en la cabeza.
III
Rivera despierta y sonríe. Presiente. Presiente, que hoy
recibirá carta de su madre.
IV
La mañana acumula horas en el patio de Marta. Mira la
enredadera de Santa Rita y sonríe. Marta sonríe.
V
Rivera no se ha equivocado. Su madre ha dejado un sobre,
blanco y en blanco. Lo ha dejado bajo el grito de “Para m’hijo”
Lo abre, movido por la costumbre y el ansia. Cae una flor
de Santa rita. Cae tan lila como siempre. Cae danzando y algo arrugado como es
común en estos casos.
Cae para que él recuerde que la usaba para decirle Te quiero a su madre.
Ha entendido las palabras que su madre, le ha dicho
despacito al oído.
Kevin Jones
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